Reiki fue descubierto a principios del siglo XX por el maestro japonés Mikao Usui y pronto se popularizó por su eficacia y sencillez.

Reiki es un sistema de sanación holístico que favorece el propio proceso de autocuración del cuerpo, ayudando a controlar el estrés, el malestar interior, a mejorar dolores o procesos de recuperación, a aumentar la vitalidad, la confianza en nosotros mismos…

Pero Reiki es mucho más. Reiki es un camino de descubrimiento. Un camino de autoconocimiento, de reencuentro con tu sabiduría interna.

Primer nivel: En el primer nivel nos introducimos en el sistema Reiki bajo una premisa esencial. “sanador sánate a ti mismo”. En él nos focalizaremos en auto-responsabilizarnos de nosotros mismos, de nuestras vidas, de nuestro cuerpo, de nuestra calma interior. Tres serán los pilares sobre los que fundamentaremos tal proceso de autodescubrimiento: la meditación, los gokay o principios filosóficos de Reiki y la práctica. Aprenderemos a tomar conciencia de nuestro cuerpo y nuestra mente y empezaremos a cuidar de los demás. Aprenderemos distintas técnicas de tratamiento y las diferentes posibilidades que nos da el trabajo con la energía Reiki. Descubriremos qué es, cómo utilizarla y cuáles son sus múltiples beneficios. Para ello, la persona recibirá cuatro sintonizaciones por parte del maestro, que pueden hacerse por separado o agrupadas en una o dos “ceremonias”.

Segundo nivel: El segundo nivel está dedicado a la profundización en el Reiki-Do (camino de Reiki). El iniciado tras practicar y dominar lo aprendido en el nivel anterior, tras adquirir la conciencia de sí mismo, de sus propios procesos interiores, se encuentra plenamente capacitado como para recibir el conocimiento de los tres primeros símbolos sagrados: su forma, su kotodama y las particularidades y posibilidades de cada uno de ellos. La intuición se hace la mejor aliada del iniciado que empieza a fluir junto con la energía Reiki. Es por ello que el reikista queda plenamente capacitado para llevar a cabo sesiones terapéuticas en las que podrá actuar no sólo a nivel físico, sino, de manera consciente y concisa, también a nivel emocional e incluso kármico. La práctica y la ceremonia de sintonización amplificarán la canalización de Reiki.

Tercer nivel: También llamado nivel de “Maestría interior”. Asentadas todas las bases del sistema el reikiano se prepara para alcanzar la maestría. Para ello deberá recibir y conocer los últimos símbolos, los más sagrados de todos, entre ellos, el símbolo Maestro cuya energía conecta nuestra divinidad interior con el Todo del cual formamos parte. Con el conocimiento de los mismos el iniciado adquiere toda la capacitación que el sistema Reiki ofrece y es a partir de ahí que emprende el camino hacia la perfección en la práctica y el conocimiento tanto del sistema y como sí mismo.

Maestría: A lo largo de este nivel conoceremos el sistema por dentro: profundizaremos en sus raíces, en el linaje, conoceremos las distintas escuelas (orientales y occidentales), en el significado de la sanación como vehículo de progreso interior. Aprenderemos cómo llevar a cabo los seminarios y los protocolos de sintonización de cada grado. Pero sobretodo aprenderemos el sentido de la maestría, qué significa ser “maestro”. Este debiera ser un nivel destinado al compromiso. Al compromiso con uno mismo y al compromiso con el sistema. El sentido del maestro así lo requiere. No debe perderse de vista en ningún momento que finalizado el nivel, el iniciado pasará a ser punto de referencia de nuevas generaciones de reikistas a quienes deberá saber formar y guiar. Ser maestro significa asumir tal reto desde la honestidad, la humildad, la valentía y el buen hacer entendiendo que, si bien teniendo un título de maestro, seguiremos siendo siempre eternos aprendices.